El sistema de doma tradicional suele dejar secuelas
irreparables en los caballos, y trae graves consecuencias para el animal. Los
criadores más importantes del país sufren enormes pérdidas debido al castigo
físico y sometimiento en la doma convencional. Pero con el tiempo fueron
apareciendo domadores que tomaron nota de esto y comenzaron a desarrollar
distintas técnicas que evitan el maltrato y los traumas en el animal durante el
proceso de doma.
Así fue que Ignacio Sáenz Valiente le dio forma a la “Doma
Inteligente”, un modo de amansar a los caballos sin tener que someterlos a la
brutalidad. “Es un concepto de doma,
porque la doma no es estática sino que es dinámica. En este concepto de doma,
trabajamos sobre la inteligencia del caballo, que es la capacidad de resolver
los problemas con elementos con los que contamos, y esos son los conocimientos para los hombres.
La cría de caballos es costosa, y el productor no puede darse el lujo de perder
caballos en la doma”, dice con seguridad, y luego agrega: “No me ato a una
estructura de doma, sino que busco resolver los conflictos del animal y
disminuir los riesgos tanto para el hombre como para el caballo”.
Ignacio da clínicas de doma inteligente, clínicas de
primera monta, clínicas de manejos de potrillos, cabalgatas, y otras actividades
relacionadas con el campo. Todo lo hace en el refugio El Manantial, ubicada en
el kilómetro 171 de la Ruta 11, en plena Bahía de Samborombón, partido de Castelli,
provincia de Buenos Aires. El lugar es prolijo y pintoresco.
Ignacio Sáenz Valiente es médico veterinario, y desde
muy chico comenzó a domar petisos Welshpony con sus hermanos en Talas Grandes, que
formaba parte de la vieja estancia Rincón de López, donde Juan Manuel de Rosas
se hizo hombre de campo. Posteriormente, Ignacio empezó a domar caballos de
trabajo y de polo, siempre a través de la doma tradicional. Con la observación
de distintos especialistas, tanto de Argentina, como Brasil, Estados Unidos, y
Australia, entre otros, fue adaptando diferentes técnicas y herramientas, intentando
disminuir los riesgos a cero, tanto del caballo como del domador.
Las clínicas que dicta Ignacio cuanta con todos los
servicios incluidos y entrega de diploma. Según Sáenz Valiente, lo ideal es
domar un potro a los tres años, aunque a los dos y medio ya se le podría enseñar
algunas técnicas de a pie y con riendas largas. Durante la primera etapa, se
busca generar un vínculo con el animal, porque sin él, no hay aprendizaje. Aquí,
Sáenz Valiente busca la estabilidad del animal para que pierda los miedos y
tenga confianza en el domador: “Es un trabajo de confianza y respeto. Para que
me tenga confianza y me respete tiene que haber comunicación entre ambos, y
buscar la confianza sin que pierda el respeto y buscar el respeto sin miedo”.
Después de los trabajos de habituación, se comienza
con el trabajo de control de partes vía tierra, donde se enseña al caballo a
mover las manos, las patas, a aprender a parar, a recular, y a mover las
costillas. Luego de unos buenos ejercicios, Ignacio monta al caballo y realiza
ejercicios al paso, al trote, y por último, el galope.
Todos los caballos que doma Ignacio se trabajan desde
abajo haciendo énfasis en las señales del domador, y técnicas como el uso del
rebenque, el bocado y las maneas son totalmente descartadas, y reemplazadas por
otras propias de Sáenz Valiente, como el uso de fustas con sogas y bolsas, para
habituar a los caballos, siempre buscando mejorar la comunicación y movimientos
naturales tanto a pie como montado.
Durante el trabajo a tierra, los caballos son
habituados a las sogas, al uso del poncho, y a los demás elementos que son
necesarios para los caballos de trabajo y que debe usar el paisano.
La Doma Inteligente se puede aplicar en todas las razas
equinas, pero según Ignacio, el domador debe estar atento a la exigencia de
cada raza, a su especialización y disciplina: “Por ejemplo, el animal en el
polo debe flexionar más alto que para otras actividades. No es igual que la
flexión del cuarto de milla, que la cabeza se ubica en una posición más baja.
La base y el concepto son los mismos”, resalta.
Ignacio aprendió la doma tradicional y otros métodos
observando a los mejores domadores del país, pero también decidió cruzar la frontera
y adquirir experiencia en Estados Unidos, donde confluyen distintas técnicas:
“Fue una experiencia muy positiva. Visité centros de entrenamientos, más de 60
domadores y entrenadores para conocer sus trabajos. Allá la doma es totalmente
distinta. Todo es metodología, saber por qué, para qué y cómo debo hacer para
buscar eliminar el rigor y el maltrato”, dice Sáenz Valiente, quien desde la
doma hace su aporte a una Argentina que crece.
Para más información y consultas:
nacho@domainteligente.info