Juan Pablo Trinco es
uno de los pocos productores de plantas acuáticas que hay en el país, y en 2005
creó el vivero La Barcina, ubicado en Francisco Álvarez, a 44 kilómetros de la
ciudad de Buenos Aires. La Barcina es un
emprendimiento especializado en la producción de peces y plantas acuáticas. “Me
puse a pintar un nenúfar, y no conseguí el que yo quería, así que me puse a
investigar sobre estas plantas que no son tan conocidas, y comencé a
coleccionarlas, y al poco tiempo surgió la idea del vivero”, dice Juan Pablo.
Las plantas acuáticas
se dividen en cuatro grupos: Las arraigadas (nivel acuático): nenúfares, lotos,
ninfoides, amapola de agua; Las flotantes (nivel flotante): jacintos de agua,
repollitos de agua, lentejitas, helechitos de agua; Las oxigenadoras (nivel subacuático):
elodeas, cola de zorro, valisnerias; Palustres (de ribera o margen. Nivel
marginal): papiros, totoras, juncos, equisetum, lirios. En La Barcina se
trabajan todas estas variedades.
En sus inicios, el
vivero sólo contaba con un lago natural, pero se comenzó a avanzar con la
incorporación de estanques para el cultivo de las diferentes especies. “Luego
de algunos viajes, ampliamos nuestra colección, y dado su exotismo y belleza,
el vivero se convirtió en un paseo para visitar”, explica Juan Pablo.
En un principio, las ventas fueron locales,
pero luego comenzaron a vender por todo el país. También venden a los países
limítrofes. En el 2009 iniciamos un nuevo proyecto: nuestro curso de jardinería
acuática. “Ahora me dedico a armar ecosistemas más grandes con plantas y peces,
ecosistemas acuáticos, pero a gran escala y con belleza", dice Juan Pablo,
un apasionado de la naturaleza y un especialista en esta moda que llegó para
quedarse.
Más información: www.floresacuaticas.com.ar
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