miércoles, 4 de julio de 2018

EL DOCTOR POLERO

La entrada por la calle de casuarinas del club de polo El Retiro, en Zelaya, partido de Escobar, da una sensación de ser acunado por la magia de un mundo diseñado para los amantes de la esencia ecuestre. Hay corrales; cuarenta boxes; un galpón gigante; el Club House con paredes que derraman historias arriba y abajo del caballo; palenques; un picadero redondo; casa de los petiseros; y lo más importante: 2 canchas de polo con tablas. Todo en un predio de 50 hectáreas.


   Pero la sorpresa arrebata la ensoñación de este redactor cuando quien aparece es un jugador atípico. No es un gaucho de boina ladeada, ni un polista dotado. Es un médico retirado de la profesión y apasionado por el deporte, que se apura en señalar: “Como polista he sido siempre un excelente cirujano”. Es que Marcos Llambías lleva el polo en las venas, y se le nota a los pocos segundos de comenzar a charlar, y la magia empieza a brotar cuando cuenta que no proviene de una familia del polo; que empezó a jugar por influencia de un compañero del colegio que llegó a tener ocho goles de hándicap; que navegó entre dos mundos: haciendo listas de caballos cuando operaba, y obsesionado por sus pacientes graves cuando corría tras la bocha en un partido.


   El inesperado azar hizo de las suyas, y por intermedio del cardiólogo que monitoreaba sus pacientes en el quirófano, Llambías supo de la existencia de un maestro de la equitación que buscaba trabajo. Entonces ambos se asociaron, fundaron una escuela de polo, exportaron caballos y viajaron por el mundo hasta que el deporte se hizo más rentable que la medicina, y las tardes de sol reemplazaron a la luz artificial de las salas de operaciones.

   La actividad se torna febril cuando la realidad se impone a la magia del relato, y los jugadores locales, los extranjeros, los petiseros, los turistas del "Polo Day" y los caballos, se preparan para otro día de pasión deportiva y entretenimiento. 

“Jugar me costó mucho. En primer lugar porque no venía de una familia polista, ni tenía apoyo financiero para solventar los gastos de un deporte caro por naturaleza. Algo imposible tanto para un niño en edad escolar, como para un posterior estudiante de medicina, y más tarde, médico cirujano”, se achica Llambías, aunque llegó a los 6 goles de hándicap.

FOTOS: titocoletes.com.
Más información: elretiropolo@gmail.com
Celular: 1161958812


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