En la Argentina, la primera
elaboración de sidra fue en 1908, en el delta del Paraná, con manzanas de la
zona. Pero los años pasan y van apareciendo nuevas modas y tendencias. En el
2005 Marco Zec, Marco Dogliani, y Nicolás Aragón, crearon PEER, mezcla de una
oportunidad latente de replicar el éxito mundial de las sidras en el segmento craft y en porrones, impulsados por la
desesperación que desencadenó la crisis frutícola en el Alto Valle de Río Negro
y Neuquén, que estalló ese mismo año. Se puede decir que la idea estaba pero el
terror inspiró la acción. Y así este grupo de emprendedores decidió cambiar la
realidad presente y devolver valor a una industria para que siga siendo una
economía pujante del Alto Valle.
Desde PEER decidieron romper el
paradigma argentino de las sidras de los últimos 50 años y ofrecer un producto
de calidad para disfrutar todos los días, y durante las 4 estaciones. La
elección de la pera, aseguran los emprendedores, aporta frescura y suavidad. Para
la elaboración de la sidra se utiliza un blend
de peras Williams, Packhams y Danjou, y para fin de año piensan en incorporar nuevas variedades.
Los
procesos de elaboración respecto de la sidra de manzana son los mismos, pero la
pera tiene particularidades muy diferentes que hace que se tengan
consideraciones especiales y que varíe la forma de abordar el método de
elaboración. Las peras se cosechan del monte frutal en febrero y marzo. Se
deben utilizar tanto peras maduras como peras verdes, sin esta mezcla se torna
muy complicado prensar la pulpa, y así extraerle el jugo. El resultado es un
producto único que queda con menor alcohol del que llevaría en su versión 100%
madura, y a la vez aporta la frescura y ciertas notas cítricas de la pera verde
que la convierten en una bebida equilibrada. Luego se pasa a la etapa del
clarificado, en dónde se deja reposar la sidra para que se deposite la pulpa y
borras. Este proceso suele demorar el doble que el de la manzana, y necesita un
mayor cuidado y atención.
En PEER se fraccionan unos 100 mil litros que se destinan para la
línea tradicional en botellas, y otro tanto para la incorporación de un nuevo
sabor y para la sidra tirada. PEER comercializa sus productos en CABA, GBA,
provincia de Buenos Aires, y en los grandes centros de Rosario y Córdoba,
además en la Cordillera, desde San Martín hasta Bariloche, y en la costa
Atlántica y el resto de la Patagonia. Y para fines de año, realizarán una
primera prueba a Chile, Uruguay, e Irlanda. Otra muestra más de la Argentina
que crece.
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