miércoles, 21 de abril de 2021

CON CINCEL SERRANO

Calamuchita es uno de los departamentos de la provincia de Córdoba más pintorescos. Se distingue por su combinación de paisajes serranos, cursos de aguas cristalinas, y relajantes playas de arena. Pero también alberga artistas de primer nivel, y allí se encuentra Pablo Conti, reconocido orfebre de la zona que cuenta con una larga trayectoria trabajando con metales y maderas.


Pablo proviene de una familia de artistas, y de esa fuente se nutrió de permanentes estímulos que lo llevaron con el tiempo a
desarrollar su propio estilo, inspirado en el Arte Colonial, y que actualmente profundiza sus conocimientos sobre las raíces del arte y la artesanía de nuestros antepasados.

“Mi vieja fue de las primeras artesanas urbanas en los años 60,  trabajaba el cobre y el bronce. De chico me gustaba meterme en el taller para ayudarla y probar el material y las herramientas. A los 19 años la artesanía ya era mi oficio y sustento. Probé otras cosas como la fotografía y el diseño gráfico pero siempre volvía al taller, a los martillazos, a los metales”, dice Pablo, y agrega: “Pero la verdad que fui bastante autodidacta, mucho prueba y error hasta que encontré la mejor técnica para realizar los trabajos que me proponía”.

 


Desde hace cuarenta años que Pablo se enfoca en rescatar y defender esa estética propia de los pasados Virreinatos en sus piezas aplicando las técnicas de antiguos maestros. La búsqueda es una acción permanente en el espíritu de un artista, y ese camino fue lo que llevó a que Conti se perfeccionara en el arte colonial, que lo encontró en sus visitas a museos, donde clavaba la mirada en los detalles más minuciosos de las obras expuestas. Y claro, con los años viene la experiencia y así el artesano de Calamuchita logró adaptar objetos del arte colonial al gusto actual con sus proporciones y usos.



Pero antes de comenzar a trabajar en las piezas de arte, Pablo debió aprender la técnica del cincelado, esencial para la elaboración de objetos metálicos. El proceso consiste en la utilización de cinceles de diversas formas que se clasifican en tres categorías, trazadores, embutidores y aplanadores. “El cincelado es una técnica que te permite dibujar sobre el metal con líneas enteras y firmes pudiéndole dar también mucho volumen. En los comienzos alternaba plata y alpaca pero ahora trabajo exclusivamente con alpaca”, comenta Conti.



Sus obras, que expone en varios
negocios de Buenos Aires y Córdoba, las realiza en su taller donde el metal es el protagonista. El lugar se divide en dos secciones: cincelado y carpintería. Todas las piezas de Pablo llevan una base de madera la cual reviste con alpaca (porta retratos, espejos, cajas, pequeñas cajoneras, otros) y un espacio donde corta el metal y embala. Y por sobre todo, una linda mirada a las sierras, rodeado de un entorno natural, fuente de toda inspiración.

Más información:  www.pabloconti.com.ar

 

lunes, 12 de abril de 2021

MANOS EMPRENDEDORAS

Llevan en su mirada el esfuerzo de muchos años y sus brazos parecen pesarles después de tanto ir y venir con el hilo sobre los telares. Es que el trabajo en el telar se lleva en la sangre o no se lleva, y así lo sienten en Arañitas Hilanderas, una cooperativa textil que nuclea a 35 mujeres de la ciudad de Belén, ubicada en la provincia de Catamarca, conocida por la excelente calidad de sus tejidos y también conocida como la “Cuna del Poncho”. 


“En el 2001 comenzamos a trabajar en la elaboración de prendas con hilos de lana de oveja y pelo de llama, pero en el 2008 se constituyó formalmente la cooperativa”, comenta
Nora Arredondo, tesorera y una de las socias fundadora de la cooperativa.

Las Arañitas Hilanderas trabajan en el taller de lunes a sábado. Allí, se organizan en secciones y confeccionan todo tipo de alfombras, pies de cama, caminos de mesa, individuales, chales, pashminas, algunos ponchos para diseños, y lógicamente el poncho tradicional. En el primer sector, se limpia la lana y se la prepara para luego pasar al sector de hilado, al mismo tiempo se trabaja en el desardado, y luego en los telares, ya sea de peine o de tipo criollo. Por último, se realiza la terminación de las distintas telas y el planchado.

Todos los insumos los provee la cooperativa, que compra los vellones en bruto a productores de la zona. Los productos finalizados se colocan en el salón de exposiciones. “Debido al contexto de la pandemia, las ventas se llevan a cabo a través de las redes sociales. Además, realizamos desfiles virtuales con las prendas. Nosotros trabajamos mucho con el turismo, y al cerrar los negocios tuvimos que adaptarnos a la venta online”, explica Arredondo.


La Arañitas Hilanderas tomaron un guante tan pesado como desafiante. Y para continuar con el mejoramiento de los productos, tienen en carpeta un proyecto muy ambicioso: la construcción de un vivero con plantas para tintes naturales en el que ya están trabajando junto a los alumnos de la cátedra textil indumentaria de la Universidad Nacional de Buenos Aires. “Además, también se está pensando en trabajar sobre una línea de diseño de indumentaria denominado encapsulado, es decir con técnicas artesanales y agregados de otros elementos que no tienen que ver con la lana, como el hilo durex”, dice Arredondo.


Más información (3835)-46-4487 Facebook: 
Arañitas Hilanderas