Desde
muy joven encontró el entusiasmo por el campo, los caballos y las tradiciones
gauchas. A los 16 años Augusto expresó su afán por los caballos cuando comenzó
a jugar al polo en el intercolegial, representando al Liceo Militar, y más
tarde lo hizo como referí profesional. En 1985, en Palm Beach, jugó una copa
con su hermano Fortunato, Patricio Gracida y Alan Connell. Allí, Jeanne
Chisholm, dueña de una galería de arte dentro del club donde se hacía el
torneo, vio los dibujos de Gómez Romero y quedó tan fascinada que organizó un vernisage con gran éxito y lo convenció
para que abandonara el dibujo y asistiera a clases de pintura en Buenos Aires.
Augusto describe su arte como costumbrista y tradicionalista.
Su
trabajo en una consignataria de hacienda lo llevó a recorrer gran parte de
nuestro país rural. “Viajo por todos lados revisando campos y estancias, con
sus puestos, galpones, materas, mangas y corrales, y me vienen a la mente
rincones que reflejan épocas pasadas, que hablan de paisanadas, tertulias,
romerías y boliches, y me imagino tropillas, madrinas, cencerros, domadores,
peones de patio, sogueros, capataces y milicos de otros tiempos. Y esto sucede
tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Patagonia o los Esteros del
Iberá”, dice Augusto, y resalta que de esos viajes acumula un gran caudal de
inspiración que le sirve para expresar todos los rincones del campo argentino.
Dejamos
a un lado el costado artístico de Augusto, y nos adentramos en su otra pasión:
el polo, deporte que practicó por muchos años en San Jorge, Hurlingham, La
Cañada, y siempre lo hace en Calvú Leuvú, Azul, donde llegó a 6 de hándicap.
También lo hizo en Estados Unidos, Europa, Nigeria, Brasil, Uruguay, Guatemala
y Colombia, entre otros. Y además, aceptó la invitación para ser uno de los
referís oficiales de la Asociación Argentina de Polo, actividad que abandonó
hace dos años, pero a pesar de ello, sigue atento a las novedades que llegan
desde la AAP.
-¿El
polo argentino está transitando una crisis?
-En
mi opinión, el polo Argentino claramente necesita cambios. No sé si esta
Presidencia es la adecuada para realizarlos, ojalá encuentren el camino y
puedan hacer una gestión con éxito. El polo por varias razones está viviendo
años grises, y esto responde a una diversidad de causas, algunas solucionables
por nuestra administración, y otras ajenas a nuestras voluntades, como son
situaciones críticas de las economías, tanto del país como del mundo en
general. El polo del interior es una gran base de la actividad y hoy está
absolutamente incapaz de desarrollarse. Los costos son muy difíciles de
afrontar, los clubes no pueden mantener sus instalaciones en condiciones, los
jugadores amateurs solventaban sus gastos con la venta de algún caballo, y así
se fomentaba un semillero de nuevos jugadores, petiseros, domadores,
veterinarios, etc. Hay clubes que no tienen el número de jugadores para hacer
una práctica. La comercialización de caballos tan exitosa anteriormente, hoy es
inexistente. Las grandes organizaciones, por su estructura, inversión y
profesionalismo se quedaron con el negocio de venta de caballos, antes mucho
más atomizada, por ende el jugador común perdió esta posibilidad de solventar
sus gastos. Con respecto al alto polo ya no se ven esas tribunas repletas que
desbordaban de gente como ocurría antes. Esto se debe claramente a la
competencia de la televisación, hoy excelente, y un poco a la pérdida de
interés demostrada por el público ante partidos con equipos muy desiguales.
-¿Un
jugador profesional en actividad puede presidir la AAP? ¿Eso es bueno o malo
para el polo?
-Creo
y estoy seguro que en cualquier actividad no se puede ser juez y parte. Esto me
lo enseñó la vida, y la administración de la AAP no es una excepción. Los
integrantes del Consejo Directivo no deben participar en los grandes torneos
oficiales. Hay que tratar de evitar que exista familiaridad con equipos
actuantes. No dudo la imparcialidad en la toma de decisiones por partes de los
integrantes del consejo, pero siempre existen y existirán suspicacias e
interpretaciones en los equipos perjudicados.
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