jueves, 16 de agosto de 2018

UN DOMADOR CON BUENOS TRATOS

El sistema de doma tradicional suele dejar secuelas irreparables en los caballos, y trae graves consecuencias para el animal. Los criadores más importantes del país sufren enormes pérdidas debido al castigo físico y sometimiento en la doma convencional. Pero con el tiempo fueron apareciendo domadores que tomaron nota de esto y comenzaron a desarrollar distintas técnicas que evitan el maltrato y los traumas en el animal durante el proceso de doma.


Así fue que Ignacio Sáenz Valiente le dio forma a la “Doma Inteligente”, un modo de amansar a los caballos sin tener que someterlos a la brutalidad.  “Es un concepto de doma, porque la doma no es estática sino que es dinámica. En este concepto de doma, trabajamos sobre la inteligencia del caballo, que es la capacidad de resolver los problemas con elementos con los que contamos, y esos son los conocimientos para los hombres. La cría de caballos es costosa, y el productor no puede darse el lujo de perder caballos en la doma”, dice con seguridad, y luego agrega: “No me ato a una estructura de doma, sino que busco resolver los conflictos del animal y disminuir los riesgos tanto para el hombre como para el caballo”.
Ignacio da clínicas de doma inteligente, clínicas de primera monta, clínicas de manejos de potrillos, cabalgatas, y otras actividades relacionadas con el campo. Todo lo hace en el refugio El Manantial, ubicada en el kilómetro 171 de la Ruta 11, en plena Bahía de Samborombón, partido de Castelli, provincia de Buenos Aires. El lugar es prolijo y pintoresco.


Ignacio Sáenz Valiente es médico veterinario, y desde muy chico comenzó a domar petisos Welshpony con sus hermanos en Talas Grandes, que formaba parte de la vieja estancia Rincón de López, donde Juan Manuel de Rosas se hizo hombre de campo. Posteriormente, Ignacio empezó a domar caballos de trabajo y de polo, siempre a través de la doma tradicional. Con la observación de distintos especialistas, tanto de Argentina, como Brasil, Estados Unidos, y Australia, entre otros, fue adaptando diferentes técnicas y herramientas, intentando disminuir los riesgos a cero, tanto del caballo como del domador.
Las clínicas que dicta Ignacio cuanta con todos los servicios incluidos y entrega de diploma. Según Sáenz Valiente, lo ideal es domar un potro a los tres años, aunque a los dos y medio ya se le podría enseñar algunas técnicas de a pie y con riendas largas. Durante la primera etapa, se busca generar un vínculo con el animal, porque sin él, no hay aprendizaje. Aquí, Sáenz Valiente busca la estabilidad del animal para que pierda los miedos y tenga confianza en el domador: “Es un trabajo de confianza y respeto. Para que me tenga confianza y me respete tiene que haber comunicación entre ambos, y buscar la confianza sin que pierda el respeto y buscar el respeto sin miedo”.


Después de los trabajos de habituación, se comienza con el trabajo de control de partes vía tierra, donde se enseña al caballo a mover las manos, las patas, a aprender a parar, a recular, y a mover las costillas. Luego de unos buenos ejercicios, Ignacio monta al caballo y realiza ejercicios al paso, al trote, y por último, el galope.

Todos los caballos que doma Ignacio se trabajan desde abajo haciendo énfasis en las señales del domador, y técnicas como el uso del rebenque, el bocado y las maneas son totalmente descartadas, y reemplazadas por otras propias de Sáenz Valiente, como el uso de fustas con sogas y bolsas, para habituar a los caballos, siempre buscando mejorar la comunicación y movimientos naturales tanto a pie como montado.

Durante el trabajo a tierra, los caballos son habituados a las sogas, al uso del poncho, y a los demás elementos que son necesarios para los caballos de trabajo y que debe usar el paisano. 

La Doma Inteligente se puede aplicar en todas las razas equinas, pero según Ignacio, el domador debe estar atento a la exigencia de cada raza, a su especialización y disciplina: “Por ejemplo, el animal en el polo debe flexionar más alto que para otras actividades. No es igual que la flexión del cuarto de milla, que la cabeza se ubica en una posición más baja. La base y el concepto son los mismos”, resalta.


Ignacio aprendió la doma tradicional y otros métodos observando a los mejores domadores del país, pero también decidió cruzar la frontera y adquirir experiencia en Estados Unidos, donde confluyen distintas técnicas: “Fue una experiencia muy positiva. Visité centros de entrenamientos, más de 60 domadores y entrenadores para conocer sus trabajos. Allá la doma es totalmente distinta. Todo es metodología, saber por qué, para qué y cómo debo hacer para buscar eliminar el rigor y el maltrato”, dice Sáenz Valiente, quien desde la doma hace su aporte a una Argentina que crece.

Para más información y consultas: nacho@domainteligente.info


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