martes, 12 de junio de 2018

CON EL BÚFALO ATADO

La Argentina tiene un gran potencial para la cría de búfalos, un animal con triple propósito (carne, leche y trabajo), que representa una oportunidad para diversificar pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias, sobre todo en ambientes marginales.
Diego Reynal, junto a su padre, crían búfalos en el norte del país. Siempre estuvieron volcados a la cría de ganadería bovina, pero en el 2002 mutaron hacia la cría de búfalos a partir de la compra de 30 búfalas en la Rural de Formosa, y a partir de allí no pararon. 

Actualmente, los Reynal tienen un plantel de más de 8000 cabezas en dos campos propios, que, sumado a otro campo alquilado, suman más de 11 mil hectáreas.
“En ambos establecimientos hacemos ciclo completo, vendemos bubillos y búfalas gordos, bubillas preñadas, y toros búfalos”, comenta Diego, y después agrega: “Estamos comercializando entre  1200 y 1500 animales por año, y venimos creciendo en 500 animales anualmente”.

La mayoría de las ventas están destinadas al mercado interno, aunque también se exporta un porcentaje menor. “Vendemos algo de bubillos pesado de más de 500 kilos. En los campos duros y bajos del NEA, el búfalo es muy superior al vacuno. Se produce más del doble de kilos y a menor costo. Nuestro costo de producción está en el orden de los 15 pesos el kilo, y la venta del gordo en 25 pesos. Te da una mayor renta que el vacuno. La idea es empezar a crecer en el mercado externo”, explica Reynal.

Para los Reynal, la clave en la cría del búfalo está en el manejo. Según Diego, el búfalo manso es más dócil y fácil de manejar que el vacuno, y suelen tener mucho respeto al alambre eléctrico. Además, son muy inteligentes para manejos en rotaciones. Se desparasita tres o cuatro veces por año y se le da cobre, similar a lo que ocurre con un bovino, y no tiene problemas de garrapatas. “La inversión en sanidad no superar los $2 por kilo vivo comercializado”, dice el criador de búfalos, y para cerrar, agrega: “Es un animal muy noble que nos permitió duplicar la producción de carne por hectárea en relación al esquema de ciclo completo que teníamos instrumentado para la producción bovina”.

En la primera década del siglo XX se introdujeron desde Brasil búfalos de raza Mediterránea. Pero como no se pudieron cruzar con los vacunos, se los abandonó en diversas estancias, destinándose para el consumo interno de las mismas, volviéndose los animales ariscos y consanguíneos por falta de manejo. Pero en los años ´70 renace el interés en criadores que buscaban explotar campos bajos que eran poco productivos con vacunos, ubicados en la cuenca del río Paraná. Actualmente en nuestro país hay pocos criadores que tiene rodeos puros de una calidad genética muy alta, inclusive a nivel mundial. También se está trabajando en inseminación con material de alta calidad.

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